Entrevista del Norte de Castilla a Javier San Segundo

Javier San Segundo, propietario de The Lemon Society y miembro del Club Triatón Astudillo

Javier San Segundo (Palencia, 1979) comenzó a construir su sueño cuando inauguró The Lemon Society (Paseo del Salón, 13) hace casi cuatro años. Trabaja en una caja de ahorros por las mañanas y el resto del día lo divide entre dirigir su negocio hostelero, organizar catas, conciertos y actividades culturales, además de entrenar para los triatlón. Desde que comenzó la música en directo en su negocio, el ‘Lemon’ ya ha acogido más de setenta actuaciones. ¿Su sueño? Que toque en su escenario ‘Un pingüino en mi ascensor’, el grupo favorito de su juventud, y Carlos Chaouen, el cantautor preferido de su hermano.

–¿Cómo un empleado de banco se decidió a convertirse en un joven emprendedor?

–Porque mi familia ha vivido en el mundo de la empresa y la música y la hostelería me han gustado desde siempre. En principio, mi idea era abrir una sala de conciertos, pero por trámites administrativos no lo pude hacer. Estuve mucho tiempo buscando un local que se adecuara a la idea que yo tenía, apareció este y me lancé. Pero desde el principio quise que hubiera música en el bar.

–¿A qué dificultades se enfrenta un emprendedor?

–En una ciudad pequeña comoPalencia hace mucho el boca-oreja, más que lo que tú puedas contar en tu publicidad. Es como el anuncio de McDonald’s: «no quiero que vengas, quiero que vuelvas»; pero ahí ya tienes que ser tú el que convenza al cliente, y más aún en un sector como la hostelería, donde la gente ya tiene sus rutas y sus sitios.

–Su negocio es de los pocos que existen actualmente en Palencia que ofrecen música en vivo a los clientes. ¿Cómo surgió esta idea?

–La idea de la música surgió desde el principio, pero el primer año lo dedicamos a rodar. Al principio empezamos como negocio, y después, en un par de años, comenzamos con la música.

–¿Por qué es difícil ofrecer música en vivo en los bares palentinos?

–No es que sea difícil, es que hay poca población y estamos en época de crisis. Las actuaciones hay que prepararlas con antelación, sobre todo si los grupos son de fuera. Nosotros tenemos la limitación del espacio, eso impide que traigamos ciertas actuaciones porque no se amortizan.

–¿Las administraciones públicas ofrecen facilidades para que sean posibles estas actividades?

–En principio, no. La licencia nuestra fue por cabezonería. Ir, leer las bases, argumentar las carencias como puede ser la de los camerinos y cumplir los requisitos técnicos, que sobre todo es la insonorización. Lo que es cumplir los requisitos y pagar, que de eso no se olvidan nunca.

–¿Qué le dicen los clientes?

–La verdad es que hay mucha aceptación. La gente lo valora mucho, hay artistas muy buenos que han venido a tocar y los tienes a un metro tocando para ti. Es una gozada. Nos han dado muchas veces la enhorabuena por esas iniciativas.

–¿Aumenta la caja cuando hay un concierto de por medio?

–Hay más clientes, pero el concierto no se amortiza. Económicamente no reporta beneficios más allá de la promoción que nos genera, es más el movimiento de gente y la calidad que intentas ofrecer al cliente.

–¿Es más difícil llenar el local para un directo cuando llega el buen tiempo?

–Sí por la forma que tiene nuestro local. La zona que utilizamos para los grupos grandes es la que preparamos para la terraza, así que con el buen tiempo hacemos acústicos en medio del bar. En verano también hacemos teatro, algo que no suene demasiado, porque con la puerta abierta para atender la terraza nos sería imposible.

–¿Cuál ha sido el grupo que más le ha gustado de todos los que han visitado su establecimiento?

–No podría decirte uno solo. Yo estoy muy agradecido a Paco, de Natural, porque él fue el que me animó y me explicó todo para empezar con los conciertos. Me dio el último empujón para montarlos. Ellos dieron el primer concierto y ya han venido en tres ocasiones, y siempre que vienen llenan el local.

–¿Qué otras actividades distinguen a The Lemon Society?

–Intentamos ofrecer muchas cosas al cliente. Organizamos catas de vino y de ‘gin tonics’, también hemos hecho alguna de cerveza. Vamos a hacer también de vermuts y de pacharanes, que ya tenemos quince diferentes para probar. Además hemos realizado lecturas de poemas y microrrelatos. También organizamos causas benéficas y cooperamos con actividades deportivas.

–The Lemon Society no descansa ni un segundo…

–¡Qué va! Y ahora nos queremos publicitar a nivel nacional como el bar con más ginebras del mundo, actualmente tenemos 322 diferentes. Queremos entrar en el Guinness, pero antes debemos darle la mayor publicidad a nivel nacional, porque seguro que en cuanto entremos alguien nos intenta superar.

–¿Tiene más proyectos en mente para el ‘Lemon’?

–Una de las cosas que hemos empezado a hacer es cobrar la botella de vino a su precio normal, y añadimos la cena dentro del precio de la botella. Ahora vamos a ampliarlo haciendo diferentes menús que lleven totalmente productos de Palencia, con empresas como Micopal, Cascajares… Es nuestro siguiente proyecto, y lo llamamos ‘El romanticismo del vino’. Que la gente conozca un poco y pueda comer cosas de la tierra. Nos hace ilusión ofrecer al cliente las cosas de nuestra tierra.

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