Paso a relataros el primer, y espero, que no el último, fin de semana de convivencias del Club Triatlón Astudillo. Para mí, y creo que para el resto del grupo, nada pudo salir mejor, salvo que nos hubiese gustado que estuviésemos todos.
Quedamos el viernes y partimos dirección Riaño, con mucho viento y lluvia, lo que hacia presuponer que iba a ser un finde de estar en casa, nada más lejos de la realidad.
Nada más llegar ya nos encantó el sitio, a unos 10 Km. de Riaño, en mitad de un valle con montañas nevadas a los lados. Dejamos las cosas y para Riaño a tomas unas cañas, risas, reparto de habitaciones, cena ya a la cama que el sábado iba a ser duro.
La mañana del sábado amaneció con un sol radiante; a eso de las ocho de la mañana estábamos todos desayunando con unas buenas rebanadas de pan de la zona, y demás, para cargar energías. Risas y más risas mientras esperábamos a nuestros compañeros de marcha del club cicloturista Abloke de Villamuriel y del Triatlón Palencia.
Un a vez reunidos todos empezamos a eso de las diez y media de la mañana, rumbo a los puertos que íbamos a ascender, Pandetrave y Panderueda.
El grupo, de 14 personas, iba escoltado por Miguel, que iba en moto, pendiente de llevar agua, cámaras, regular los cruces, y estar atento a que el grupo no se disgregase en demasía.
El primer puerto se hizo entretenido, comandado en todo momento por nuestro Javi y Licinio, del TriPalencia. Los demás lo subimos con grandes esfuerzos, pero reservones, sabiendo que el segundo puerto era más duro en exigencia. Una vez realizada la bajada hasta Posada de Valdeón, precioso pueblo, iniciamos la segunda ascensión al Pandetrave, donde el grupo aquí si se disgregó, sufriendo cada uno lo suyo en silencio (fue donde Fosky vió a Jesús, jejeje).
Una vez coronado y reagrupado el grupo, rumbo de nuevo hacia el punto de partida, puesto que era una etapa circular, donde nada más llegar se premió a todos con una buena cerveza fría y una ducha caliente.
Cambiados y para el pueblo de Horcadas (en coche, jeje), a dar buena cuenta del cocido montañes que Miguel había reservado. Como bien nos dijo uno de los camareros, no pudimos acabar con ello, puesto que repetimos de todo, todo.
Café, chupito, partida y despedida de nuestros compis ciclistas, que se lo pasarón bien.
La tarde tranquila hasta la cena; súper hamburguesa de ternera, un refrigerio, y pronto a la cama que las fuerzas estaban justitas por el esfuerzo de la mañana.
La mañana del domingo amaneció como la del sábado, sol y buen tiempo, salvo que esta vez el despertador fue a las ocho de la mañana a cargo de Javi con el acordeón, tocando a todos, uno por uno en cada habitación, “Las Mañanitas”, jejeje; impresionante estampa en calzoncillos del ciclista astudillano.
Preparamos las maletas, recogimos la casa y fuimos a hacer una pequeña marcha por un sendero de 13 kilómetros por el puerto de san glorio, con buenas vistas de la cordillera cántabra.
Una vez hecha la marcha nos dirigimos de nuevo a Riaño a degustar una paella que habiamos encargado el día anterior, que estaba muy buena, y que dio fin a este primer fin de semana de convivencias del triatlón Astudillo, donde se constató el buen ambiente, y que a buen seguro será recordado por todos los asistentes durante bastante tiempo.
Esperemos que la próxima vez seamos más…………Un abrazo a todos ¡!!!!!!!!!!!!!.-
eso eso!!!! hay que repetir!!!!!!!!!!!
cuando querais la proxima eh???
Un abrazo a todos presentes o no!!!!
Me lo pase en grande!!!!