El pasado 2 de marzo, Salamanca volvió a vestirse de gala para acoger la XIII edición de su Media Maratón, una cita imprescindible para mí, como corredor “local”, esta prueba tiene un significado especial, y con esta ya son 12 de las 13 ediciones disputadas en las que he participado. Este año, además, tuve el honor de correr con una invitación especial de la organización, un detalle que hizo aún más especial la experiencia.
El día amaneció muy frío y con fuerte viento, lo que añadió un extra de dificultad a la prueba. Aun así, los 2.500 corredores inscritos—los dorsales se agotaron dos meses antes—nos situamos en la línea de salida en el Paseo de la Estación, listos para afrontar los 21.097 metros de un recorrido tan exigente como espectacular ya que cuenta con un desnivel positivo de +200 metros.
Este año, el circuito mantuvo su esencia, pero incorporó una novedad especial: el paso por el histórico Patio de Escuelas Menores de la Universidad de Salamanca. Cruzar ese enclave en plena competición fue una de las imágenes más impresionantes de la prueba.
En lo personal, terminé muy satisfecho con mi rendimiento: 1:16:30 y un TOP 20 en la clasificación general. Un resultado que valoro especialmente dadas las condiciones del día y la exigencia del recorrido.
A partir de ahora, intentaré compartir crónicas de todas las carreras en las que participe. ¡Nos vemos en la próxima!
