Después de decidirme a embarcarme en el reto de Maratón a principios de año, llegó el gran día este fin de semana en Valencia. La maratón con más participación y ambiente a nivel nacional era la candidata perfecta para el estreno en la categoría reina.
El viernes recogida de dorsal y visita a la feria, que este año se trasladó a las afueras de la ciudad para tener más espacio y evitar las largas colas. Mucho ambiente y bastantes expositores ya desde primera hora de la mañana.
El sábado turismo y visita a la zona de la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Un marco impresionante para la salida y meta de la prueba. Aprovechamos para visitar la famosa moqueta azul sobre el lago y hacer alguna foto en la zona de meta.
El domingo madrugón y viaje en autobús a la zona de salida. Se respiraba ambiente de gran ocasión, pues más de 30.000 atletas estábamos dispuestos a enfrentarnos a la prueba. Después de algunos problemas para poder encontrar el guardarropa correcto, calentar un poco y al cajón a esperar la salida. La temperatura un poco fresca, pero ideal para la prueba según pasaban los minutos.
Una vez lanzada la salida, primeros kilómetros masificados en los que la muchedumbre marcaba el ritmo. Poco a poco se fueron formando los grupos y hora de seguir el plan hasta llegar a meta de menos a más. Destacar la cantidad de gente acompañando y los incontables puntos de animación con música, charangas o batucadas durante todo el recorrido.
Los kilómetros fueron cayendo uno tras otro sin chocar con el temido muro hasta llegar de nuevo a la moqueta azul sobre el lago de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, donde retumban las pisadas de todos los corredores que se van acercando a la ansiada meta de forma ensordecedora.
Una vez cruzado el arco, momento de recoger la medalla, disfrutar el momento y confirmar que todas las horas de entrenamiento y planificación merecieron la pena. Después, a descansar y a pensar en la siguiente.
