La ermita de Nuestra Señora de Garón es el habitual punto de salida de la decanas de las media maratones de nuestra provincia. Treinta ediciones ni más ni menos. Cuando llegue nuestro triatlón a su trigésimo cumpleaños, ¿dónde estaremos nosotros?.
Esta clásica de nuestro deporte palentino despierta cada vez más interés y es que se acercaba a los 700 el número de inscritos. Y resulta una prueba idónea, tal como sugieren los comentarios en internet, para iniciarse en este mundo loco del “running”. Y también, como ilustran las mismas anotaciones de la red, para que los veteranos hagan su mejor marca en este tipo de pruebas.
Quizás esto último es lo que pensó Fer, que arrastró a Andrés de Aranda, para presentarse a las 8 y media de la mañana en la ermita de Antigüedad. ¡En esta media maratón tengo que bajar de 1:20!, se le pasó por la cabeza y por eso la necesidad de un buen calentamiento de dos horas antes del pistoletazo de salida. Antes advirtió a Mr.Antolín de su llegada, que yacía plácidamente disfrutando del sueño reparador junto a la madre de su reciente hijo. El mismo Alberto pensó en cambiarse su tan palentino apellido, porque esto de empezar por la primera letra del abecedario siempre da pie para ser el primero en ser telefoneado y “despertado”.
La verdad es que allí nos los encontramos el resto, (Antolín, Alex, Iñaki y Rodri Astudillo), cuando llegamos sobre las diez de la mañana. Los demás nos concentramos en Baltanás para coger el autobús que nos acercó a la ermita de Antigüedad. Con tiempo suficiente para recoger dorsales, colocárselos, guardar bolsa en el camión, calentar y situarnos en buenas posiciones de salida para dar comienzo a la prueba.
Y todo empezó a la hora exacta. La riada humana llenó la carretera que bajaba de la ermita a Antigüedad y aprovechando la pendiente descendente de la carretera pronto nos personamos en esta localidad cerrateña. Viendo la velocidad que alcanzaba la prueba, a más de uno se le ocurrió que para hacer podio no le quedaría más remedio que coger el caza que hay en la entrada del pueblo.
La carrera continuaba y pronto se fueron haciendo huecos entre los participantes, y entre los mismos miembros del club. Iñaki, que durante todo el trayecto de autobús a la salida estuvo quejándose de sus rodillas, salió escopetado y sólo le pudimos seguir el primer medio kilómetro. El resto fue cogiendo su ritmo y con él hasta la meta. Un grupo de Andrés, Fer y Alex. Rodri, el que buenamente pudo. Y Antolín, como si se tratase de una tarde de domingo, en vez de una mañana, dándose su paseo imaginario con el niño.
Lo genial de esta prueba es que corres como si lo hicieses por Palencia, son tantos los amigos y conocidos, que prácticamente no dejas de saludarte con gente e intercambiar palabras con ellos hasta casi llegar a la meta.
Baltanás ya se rozaba con los dedos, cuando la organización por cumplir con los 21 kilómetros reglamentarios, nos hizo varios “mete-sacas” del casco urbano para homenajear a los participantes con los últimos mil metros en subida.
La deseada plaza baltanasiega se hacía rogar. Todo lo bueno se hace esperar, pero llega y por fin cruzamos la línea de meta.
Allí el reencuentro con los otros miembros del club, comentando tiempos, mientras esperábamos para recoger la horrenda camiseta amarilla, apta para actividades de chapa y pintura, que engrosaría el enorme armario deportivo de cada uno de nosotros
El día no pudo ser mejor, el tiempo tampoco, el ambiente sensacional y la compañía, colosal.
¡¡¡NOS VEMOS EN LA PRÓXIMA!!!
Autor: Rodrigo