Fin de semana de nuevo de buen rollo en el seno del club. Esta vez nos trasladamos a Villasur de Herreros, en pleno embalse de Urquiza, junto a la Sierra de la Demanda Burgalesa.
Fieles a la cita acudimos todos los posibles, unos ya el viernes por la noche, y otros el sábado por la mañana, para afrontar la primera de las dos etapas ciclistas planeadas.
La etapa del sábado, llena de falsos llanos y tachuelas, tenía como principal subida el alto del manquillo, puerto de unos 10 kilómetros, que iba a hacer seguro, mella y hambre en todos los presentes.
Bajo un cielo azul y un día impresionante, empezamos pronto a pedalear en grupo. Se nos unió además nuestro compañero Ángel, al que hacía mucho que no veíamos, y que su residencia burgalesa le permitió acudir a la llamada de sus compañeros. Todo perfecto hasta la mitad de la etapa, donde Antolín desgraciadamente parte la cadena lo que hace que se fraccionase el grupo, y lo que es peor, que el propio afectado abandonase la marcheta. A pesar de ello, fueron los momentos más divertidos de la mañana, empujando a nuestro compañero unos cuantos kilómetros hasta una población cercana para poder hacer auto-stop.
Finalizado el recorrido, merecida ducha y comida en el pueblo de Urrez, para comentar las jugadas, idas, venidas, aventuras y desventuras. Sobre todo la merecida comida de Víctor, que estrenaba bici, etapa y kilómetros con la flaca, y que aguantó muy bien las envestidas del terreno. A la comida también se unieron Anero y Nozal, que para su preparación de los trails de esta temporada, corrieron unas cuantas horas por la zona también.
Así pasó la tarde, entre partida de mus donde los abuelos recibieron de lo lindo, paseos, engrases de cadena, tele y cervezas, para llegar a la cena en la casa y hacer menester de sobras y viandas entre todos, para coger fuerzas para el siguiente día.
El Domingo amaneció igual de radiante que el sábado, incluso con más temperatura. Además, a pesar de perder como compañeros a los colegas de Villalón, Alex y Javi A, se incorporaron Raci, Illana e Iñaky.
Esta etapa, mucho más corta en kilómetros, no lo iba a ser en dureza, puesto que a la subida al alto de la Rasilla, límite burgalés con la Rioja, se iba a acumular duros repechos y el cansancio del día anterior.
Sarna con gusto no pica, así que todos finalizaron, incluido Alberto, que al no tener bicicleta hizo una incursión corriendo por la Vía verde de la Sierra de la Demanda, preciosa por cierto.
Recogida la casa, maletas hechas y guardadas bicis, nos fuimos a comer un plato tradicional de la zona. La «Olla podrida», especie de cocido con alubias pintas, que no fuimos capaces de acabar entre todos los mozos y después del hambre que llevábamos.
Y así, retornando a casa, finalizaron una vez más estás maravillosas convivencias, donde se reponen fuerzas, se hace grupo, se disfruta del deporte, y sobre todo…..se hacen amigos!!!!
Ya estoy deseando que lleguen las de Otoño…………..