Travesía a nado Astudillo Villalaco

El pasado 21 de agosto en el río Pisuerga fue testigo de una curiosa experiencia que combinó deporte, naturaleza y buen humor. Con el agua a 19 grados centígrados, un total de 55 nadadores se lanzaron a la aventura en una travesía que no dejó indiferente a nadie.
La jornada tiene una manera curiosa de empezar, que ya forma parte de la historia del evento: el peculiar traslado de los participantes hasta el punto de inicio, a bordo de un tractor que entre bromas y risas llevó a la comitiva hasta la orilla. Esa imagen, mezcla de sencillez rural y espíritu festivo, marcó el tono de una jornada inolvidable.
Una vez en el agua, la diversidad de niveles se hizo notar, pero también la unidad de propósito: disfrutar, superarse y compartir. La seguridad estuvo garantizada gracias al equipo de salvamento que, sobre 16 tablas y piraguas, acompañó en todo momento a los nadadores, transmitiendo confianza y tranquilidad.
Todos los participantes lograron completar la travesía. Para varios fue nuestra primera vez, y el reto se convirtió en una mezcla de esfuerzo físico y alegría compartida. El río fue escenario de largas brazadas que para algunos, las últimas se nos hicieron mas largas que al inicio.
A la llegada hubo aplausos, familias y satisfacción y, cómo no, las risas que continuaron después alrededor de la comida, donde se compartieron las vivencias de la travesía.
Más allá del reto deportivo, lo que quedó tiene una reflexión mas profunda: el verdadero valor de esta experiencia esta en el compañerismo, que en mi caso, siempre estuve animado por amigos, pero también por desconocidos, que transmitían el animo hasta la meta.
El Pisuerga no solo fue escenario de una prueba deportiva, sino también de una
celebración de la vida al aire libre, del esfuerzo compartido y del espíritu deportivo.
Hasta el próximo año.


Francisco Jose Lucio Dallo.

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